Si alguien tenía alguna duda de que el actual gobierno español trabaja para la patronal no hay más que comprobar cómo han jugado con las cifras del Índice de Precios al Consumo (IPC) durante el año 2022. La clase trabajadora no podemos asistir estupefactos al juego de trileros del que nos quieren hacer participar, como así lo hacen los sindicatos de la concertación que por intentar mantener su protagonismo son capaces de traicionar a quienes dicen defender.

                El IPC estuvo rondando durante los 9 primeros meses de 2022 cifras que llegaron a superar el 10%, llegando en julio a un pico del 10,8%. No solo las familias trabajadoras sufrían los desorbitados precios de la electricidad, los combustibles, los alimentos... también temían que la tendencia alcista se desbocara. Se anunciaba un invierno duro y la guerra de Ucrania suponía el comodín perfecto para justificar el alto coste de los productos básicos.

                Pero desde el gobierno y la patronal se tenía que actuar rápidamente en el último trimestre del año: una inflación alta podía suponer una revisión salarial también al alza dado que la mayoría de los convenios recogen una subida referenciada al IPC. Y las medidas se lanzaron como el plan estrella del gobierno para ayudar a las familias más vulnerables.

                Medidas como la ayuda de 20 céntimos de euro en los combustibles, del 50% en los abonos de transporte, la milagrosa bajada de la electricidad que en marzo alcanzó los 545 euros el kilowatio/hora para situarse en noviembre en los 125 euros kilowatio/hora, entre otras, lograron el objetivo de que a 31 de diciembre la inflación se situara en un 5,7%. Sin tener en cuenta, al menos, tres hechos fundamentales:

-el primero, que las ayudas gubernamentales van dirigidas a toda la población, también a las clases más pudientes. El gobierno "de izquierdas" se olvidaba de la máxima en Macroeconomía de que los impuestos directos (y, por tanto, las ayudas directas) son más injustos con la clase obrera que los impuestos indirectos ya que graban (o ayudan) al consumo.

-que el "esfuerzo" del gobierno es en realidad el esfuerzo de la clase trabajadora ya que las partidas presupuestarias salen de un erario a los que nuestra clase contribuye por encima del 80%. Es decir, que con nuestros impuestos se han vuelto a echar una mano a la patronal para que no se dispararan los costes de producción.

-que la inflación real de la cesta de la compra, que es la que realmente supone un imponderable para las familias más vulnerables, superó el 15% durante todo el año demostrando la poca sensibilidad del gobierno hacia los de nuestra clase.

                Controlada la inflación se controlaba también las subidas salariales pactadas en convenios, que en 2022 han ascendido al 2,78% de media, muy por debajo de la inflación manipulada por el Gobierno,  y las subidas de las pensiones que han ascendido un 8,5%.

                El descaro del gobierno ha sido tal que, para el 1 de enero se eliminaba todo tipo de ayudas de tal manera que se dejaba de intervenir en la Economía para que el libre mercado volviera a empujar la inflación hacia arriba. Es decir, para que la ayuda recibida por la patronal en las subidas salariales tuviera su continuidad volviendo a subir los precios de los productos que necesitamos consumir.

                Es cierto que se mantenía alguna ayuda a agricultores, transportistas o pescadores, pero también es cierto que manteniendo el concepto interclasista ya que favorecería de igual forma al latifundista que al pescador autónomo y acallaría la protesta de la patronal del Transporte en donde la ultraderecha ha encontrado un filón.

                Desde la FSM no podemos congratularnos con los fuegos de artificio con los que el gobierno trata de confundirnos manejando los destinos de nuestros impuestos. Exigimos una real subida de los salarios y pensiones ajustada al IPC real, el aumento de los salarios base para que los porcentajes de subida se noten en las nóminas, la legislación que tenga como única forma contractual los contratos a tiempo completo que impidan al patrón manejar sus costes laborales reduciendo las horas que paga aunque aumente las horas trabajadas.

                Exigimos en definitiva, una reforma laboral y una reforma de las pensiones que favorezcan realmente a la clase trabajadora, y esto solo se logrará si la clase obrera se organiza en sindicatos de clase.

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